Cómo formar a nuestros hijos como empresarios.

Cómo formar a nuestros hijos como empresarios.

De nuestras responsabilidades como padres, la más importante es enseñar a nuestros hijos a tener una vida plena y recta para que sean hombres y mujeres de bien. Pero entre las atribuciones que se nos han conferido, la más importante de todas consiste en enseñarles a ganarse la vida de forma honesta y responsable.

De entre todos los padres del mundo, de todas las épocas y lugares de la tierra, los más orgullosos siempre han sido aquellos que les han enseñado a sus hijos a emprender por sí mismos, a ganarse la vida y generar riqueza.

Ante las condiciones actuales del trabajo y las posibilidades de mejorar nuestra calidad de vida, nuestros hijos se sienten naturalmente decepcionados de la posibilidad futura de obtener un buen trabajo, que ofrezca un salario digno y las posibilidades remotas de mejorar gradualmente su vida dentro de una empresa. Francamente, las expectativas futuras son poco prometedoras.

Esta situación está produciendo entre los jóvenes una reacción emocional de franco desinterés por tener un empleo fijo en alguna empresa o negocio. Imposible pensar en jubilarse después de una vida entera trabajando para una firma, entonces ¿Qué otras opciones existen?

La única opción realmente viable consiste en aprender a hacer negocios y no equivocarse en esta tarea.

Los empresarios más exitosos de la humanidad aprendieron a hacer negocios siendo niños.

Los emprendedores más exitosos del mundo comenzaron siendo niños o en su juventud. Aprendieron de la peor manera, sin dirección o formación, excepto algunos cuantos que, con ayuda de sus padres o tutores, se fueron formando con muchos fracasos hasta que, finalmente lograron sus metas y ahora tienen empresas que ocupan a miles de personas y sostienen la economía de millones de familias en todo el mundo.

Todas las grandes empresas comienzan siendo pequeños emprendimientos, muchas veces iniciadas en la cochera de la casa, en un lugar prestado o en la cocina de la familia hasta llegar a convertirse en las firmas que todos conocemos y admiramos.

El problema sigue estando presente: parece ser que no hay manera de formar a nuestros hijos como emprendedores.

Existen programas de gobierno; algunas universidades ofrecen planes de estudio en materia de emprendimiento; organizaciones de todo tipo, asociaciones y cámaras industriales tienen por lo regular programas para apoyar el emprendimiento, pero en todos los casos se trata de sistemas educativos complejos, que proyectan al estudiante a crear una macroempresa, con capitales imposibles o procesos excesivamente prolongados, riesgosos y con un resultado francamente desalentador.

Por otra parte, tú y yo conocemos microempresarios que han sabido ganarse la vida de las formas más extrañas y diversas, pero también más comunes, ordinarias y simples, que no solo han proporcionado ingresos a la persona, su familia, sus hijos y hasta a los nietos. Me refiero al pequeño empresario que sabe preparar una bebida típica; la señora que elabora pasteles en su casa; el artesano que vende sus productos en un puesto del tianguis o el comerciante que elabora nieve que luego venderá fuera de las escuelas. Estos microempresarios aprendieron a base de éxito y fracaso y luego de muchos intentos fallidos logran establecer el negocio que cubrirá sus necesidades con mucha más dignidad de la que podrían obtener en un empleo formal.

Muchas veces no podemos imaginar el nivel de ingresos que llegan a percibir los microempresarios al finalizar cada mes, pero te sorprenderías al conocer esta información. En todos los casos el ingreso de este micro emprendedor siempre será muy superior al salario mínimo multiplicado por “X” número de veces.

No obstante, en gran cantidad de casos, la mala administración, hábitos indeseables o la “administración de bolsillo” lleva a estos emprendedores a tener frecuentes descalabros financieros. Lamentablemente solo les hace falta formación para lograr que sus negocios se consoliden y se conviertan en emprendimientos estables.

La historia de “Don Goyo”

En mi caso particular, siendo niño conocí a “Don Goyo”: el señor que vendía tejuino (bebida refrescante, típica de Guadalajara, elaborada a base de maíz y sumamente nutritiva y de sabor espectacular) en la esquina de mi casa, ubicada en un barrio antiguo de mi ciudad natal. Cuando yo tenía los 8 años de edad, Don Goyo ya tenía más de 80 años y muy orgulloso decía que le vendía tejuino a mi abuela cuando ella era niña.

Don Goyo era dueño de una propiedad de cerca de 500 metros donde elaboraba desde la noche anterior su tejuino. Había tenido más de 8 hijos y 27 nietos, a quienes tuvo oportunidad de pagar en Universidades privadas sus estudios universitarios. Debo mencionar que las Universidades privadas en Guadalajara tienen un costo promedio mensual de 2 salarios mínimos por persona y logró promover los estudios en más de 12 nietos.

Don Goyo vendía más de 100 litros diarios de tejuino, que en la actualidad representarían algo así como $ 8,000.00 USD mensuales que absolutamente nadie estaría dispuesto a pagar a un anciano de más de 80 años. Debo mencionarte que estos ingresos los obtenía al menos cada mes desde inicios del siglo XX.

Haciendo una cuenta sencilla, si Don Goyo vendía desde 1915, 100 litros diarios de tejuino, a un monto que le arrojaba $ 6,000.00 USD mensuales de utilidad (he restado sus costos fijos y variables) habría ganado en 60 años de trabajo (720 meses), al menos $ 4’320,000.00 USD así es, ¡sorpréndete de la cantidad!

Don Goyo falleció de más de 100 años y siempre estuvo atendiendo su puesto en las esquinas de la Calle Montenegro y Colón, en el barrio de Mexicaltzingo, en Guadalajara, justo en la esquina de la conocida BOTICA MÉXICO, fundada en 1880. Tuvo una vida muy digna, generó riqueza y estabilidad, vivió plenamente su vida y era muy ordenado y generoso para con su familia y los suyos. Vivió la Revolución Mexicana y la persecución cristera junto a todos los acontecimientos históricos de una bulliciosa ciudad.

En conclusión, no necesitas tú o tus hijos, viajar a los Estados Unidos para alcanzar el “Sueño Americano”, simplemente tienes que aprender a emprender por ti mismo.

Emprender en tu propio país, con la gente que amas y los lugares que aprecias.

El sueño americano no está en los Estados Unidos de Norteamérica. Vemos emprendedores en todo el mundo que gozan del sueño americano en su propia tierra, el lugar que aman, con las personas que son más importantes en su vida.

Todos conocemos personas que con un pequeño negocio han sido capaces de edificar sanamente su economía y sobrepasar las expectativas de vida que ellos mismos soñaron. Los hay en todos lados, junto a ti y a mí, son personas que no se rinden y gradualmente consolidan sus negocios que en un inicio fueron complejos y difíciles. Para ello no necesitas viajar hasta los Estados Unidos, donde las condiciones de vida exigirán justamente lo mismo para el que quiere convertirse en emprendedor. Lo que sí necesitas es aprender a desarrollar tu propio negocio.

Tú puedes formar a tus hijos como emprendedores.

No necesitas inscribirlos a ningún programa ni lo encontrarás en la escuela de tus hijos.

Compra para ellos “Ya es hora de EMPRENDER… tu primer negocio” y acompáñalos en su primer proyecto. Construye con ellos un futuro que no pueden lograr en la mejor universidad de tu ciudad o de todo el país.

Nuestro material está preparado de la forma más sencilla y lógica que puedes imaginar.

mostrando el planNuestra metodología está dirigida a jóvenes de entre 15 y 22 años, porque sabemos que a esa edad los adolescentes y jóvenes adultos buscan la mejor manera de ganarse la vida sabiendo que con un negocio propio podrán obtener en corto plazo un ingreso superior al que pueden recibir como empleados.

Los jóvenes en esta edad tienen inquietudes, tiempo y algunas veces, la necesidad auténtica y urgente de sostenerse por sí mismos, lo que les otorga más tiempo para pensar, crear, imaginar y desarrollar su primer negocio.

¿Te gustaría que tus hijos desarrollaran habilidades para emprender por sí mismos un negocio?

Entonces prepáralos y trabaja con ellos con nuestra Guía.

«Ya es hora de EMPRENDER… tu primer negocio» es una metodología que se integra de 2 materiales:

  1. Historieta presentada en cómic donde presentamos el caso de dos jóvenes con necesidad de desarrollar un emprendimiento.

Durante el desarrollo de la historia, nuestros protagonistas tratan de obtener un salario mínimo diseñando un negocio propio creado con los elementos que tienen a la mano y una inversión que cualquiera tiene a la mano.

La historia transcurre entre la gran cantidad de obstáculos que tienen que enfrentar mientras aprenden las bases para crear un negocio sano desde el principio.

En esta etapa damos a conocer a nuestro lector la metodología para edificar un negocio que proporcione ganancias y buenos resultados desde el inicio.

Este conocimiento por lo regular se adquiere con los años, entre múltiples descalabros y fracasos. En nuestra metodología resolvemos la mayor parte de dudas y problemas que enfrentará el joven en su intento por emprender un negocio propio.

Formatos emprender

2. La historieta se acompaña de un cuaderno preparado para que nuestro lector vaya construyendo su primer negocio con sus propias ideas, utilizando sus propios recursos que tiene a la mano, en su casa.

Este “cuaderno de trabajo” ayudará al lector a plasmar alguna idea de negocio que podría emprender por sí mismo, utilizando una serie de formatos con los que podrá dar forma a sus ideas y resolver los problemas que enfrentará por sí mismo al probar sus proyectos de negocio.

Al finalizar su proyecto sabrá cómo administrarse, proyectar su negocio, darlo a conocer, tener las primeras ventas y utilidades, manejar compras y todos los elementos que le permitan asegurar la permanencia de su negocio y los primeros ingresos hasta consolidarse.

Estos dos materiales le permitirán a tu hijo diseñar un negocio exitoso desde el principio, a no rendirse al intentarlo, a cuidar sus finanzas y administración y a ser justo y actuar correctamente tanto con las personas que lo rodean como consigo mismo, asumiendo un nivel de responsabilidad que nunca has imaginado.

No existe en todo el mundo una metodología similar:

  • Sencilla.
  • Clara.
  • Eficiente.
  • Realista.
  • Donde cualquiera puede emprender con los recursos que tiene disponible.
  • Preparado para sembrar en los jóvenes el deseo de emprender por sí mismos.
  • Enfocado a la digitalización, enseñándoles a ofrecer productos o servicio ayudados de la tecnología actual.

Tu hijo puede ser un empresario exitoso en el futuro, el costo de la metodología no se compara con el valor del aprendizaje de vida que recibirá con nuestros materiales.

Adquiere hoy “Ya es hora de EMPRENDER …tu primer negocio” y siembra hoy en tus hijos la capacidad de emprender por sí mismos. En pocos años estarás orgulloso de su emprendimiento y será capaz de crear un negocio que gradualmente se consolidará.

¿Qué empresa inicia siendo grande?

¿Qué empresa inicia siendo grande?

Era 1943 y Europa entera estaba convulsionada por la segunda guerra mundial. Mientras tanto, en la Ciudad de México, una persona cualquiera, Pedro Marcos Noriega, se ganaba la vida con un oficio humilde: elaboraba papas fritas que distribuía a sus clientes en su bicicleta.

Aunque no lo creas, el eje de su negocio se centró en el reparto de papas fritas en bicicleta por la ciudad de México, creando una flota entera de ciclistas que recorrían la ya entonces mayor urbanización del mundo. Pero su visión no terminaba ahí, sino que por el contrario, desde hacía tiempo proyectaba su negocio más lejos. Así nació SABRITAS.

Durante 23 años el crecimiento de la empresa fue exponencial, al grado que en 1966 FRITO LAY adquirió el negocio (sin incluir la bicicleta de Don Pedro) por una cantidad exorbitante.

Ningún negocio nace grande.

Existe la creencia equivocada de que cuando queremos crear una empresa debemos pensar en grande. Esta idea se divulga por todos los medios de hace más de 40 años, impulsada principalmente por las incubadoras de negocios, las escuelas de administración y las Universidades, que olvidan que nuestros abuelos y sus ancestros no necesitaron pensar de esta forma para luego meterse en los grandes embrollos de conseguir capital para instalar “su empresa”. Simplemente dominaban un oficio o buscaban aprender alguno, o bien, se dedicaban a trabajar en actividades que conocían.

De esa forma ellos se ganaron la vida por generaciones. No necesitaron una dirección y se guiaron siempre por su sentido común, su lógica y una clara identificación del potencial del negocio, aprovechando las grandes oportunidades que ofrecía una comunidad siempre creciente.

En la época de mi bisabuelo nadie pensaba en ser contratado por una empresa para ocupar un cargo burocrático, administrativo, o realizando alguna actividad específica, había que ganarse la vida de cualquier forma. Prácticamente nadie pensaba en jubilarse en alguna empresa. Simplemente había que llevar el pan a la mesa sin la ayuda de los grandes consorcios que ahora abundan. Un oficio o un pequeño comercio era suficiente, el resto lo definiría el tiempo.

Cómo nos institucionalizamos.

Dejamos de ver las oportunidades que ofrece nuestra comunidad, la localidad donde vivimos y “compramos” fácilmente lo que otros negocios ofrecen sin que eso signifique que sea mejor, de mayor calidad o de gusto extraordinario.

Por si esto fuera poco, estamos empeñados en ganarnos la vida como empleados, siendo que tenemos un enorme potencial emprendedor por el simple hecho de ser mexicanos.

He trabajado en varias partes del mundo y no deja de sorprenderme la enorme capacidad que tienen los mexicanos para edificar negocios sin recursos, únicamente con lo que tienen a la mano, haciendo notar el potencial de desarrollo que son capaces de desplegar con muy poco.

La necesidad es madre del esfuerzo, pero el ingenio es semilla de las grandes ideas.

Debes saber que en los 33 años que tengo como consultor he trabajado para todo tipo de empresas y no dejan de sorprenderme gratamente los pequeños empresarios que se han convertido en proveedores internacionales aún careciendo de los requeridos estándares de calidad que exige la industria mundial. Muchos de ellos superan las exigencias establecidas aún sin saberlo.

No dejo de reconocer el gran valor de las grandes empresas, que gracias al cuidado y exigencias de sus mercados, han mejorado sus líneas de producción, incrementando notablemente los estándares de calidad aceptados por los usuarios de sus productos o servicios y el de sus competidores.

¿Quién nace para ser empleado?

El período comprendido entre la década de los años 70 y 90 comenzó una frenética carrera hacia la institucionalización de los negocios en todo México. Los barrios cambiaron en las grandes ciudades y ahora se construían “cotos urbanos”. Nacía Ciudad Satélite y con ello las grandes empresas que requerían ejecutivos, secretarias y auxiliares de contabilidad, llevando a las universidades a crear nuevas carreras profesionales que anteriormente no existían.

Si antes se buscaban vendedores «genéricos» (disculpa la expresión) ahora se necesitarían egresados de mercadotecnia, que terminaban haciendo exactamente lo mismo que el vendedor tradicional.

Así se necesitó un gerente de recursos humanos, licenciado en Relaciones Industriales. En el pasado, el contador que llevaba la nómina, pero no sabía absolutamente nada de manejo de personal. Luego otras carreras fueron surgiendo conforme se demandaban especialistas para realizar alguna actividad dentro de las empresas.

La seguridad de un empleo se convirtió en una urgente necesidad que actualmente puede estar muy lejana a lo que en el pasado representaba la estabilidad laboral. Lamentablemente, hoy día, nadie puede asegurar que un profesionista podrá vivir de su salario empleado por una empresa grande o pequeña.

Aún así nuestros genes predominan.

A pesar de esta historia que se repite en todo el mundo, no me queda la menor duda de que el mexicano es el más emprendedor del mundo. ¿Lo dudas?

En Instituto Discere, en 2005 desarrollamos una investigación que confirma mi teoría: el mexicano es el ser humano más emprendedor del mundo.

En México, un 80% de adultos mayores de 45 años ya habían instalado un negocio con la intención de vivir de él.

Esto lo convierte en la comunidad más emprendedora del mundo y no encontrarás este porcentaje tan elevado en ninguna parte del mundo. Seguramente tú has sentido este mismo impulso.

Si no crees este dato, haz el estudio por ti mismo. Para ello habrás de escribir en un papel el nombre de 10 personas mayores de 45 años y preguntarles si alguna vez han tratado de instalar un negocio con la intención de vivir de sus ganancias o de complementar sus ingresos.

La respuesta te sorprenderá.

Desafortunadamente ya olvidamos cómo crear negocios:

  • Negocios que funcionen y ofrezcan dividendos.
  • Negocios que no requieran grandes inversiones de capital.
  • Que se basen en nuestra lógica, sensibilidad y sentido común.
  • Negocios que reporten utilidades rápidamente.
  • Negocios sencillos, simples, con una administración transparente.
  • Negocios que puedan ser reconocidos y aceptados rápidamente.
  • Clientes que quieran adquirir nuestros productos o servicios.

Debo hacerte varias preguntas, querido lector:

  • ¿Ya intentaste alguna vez poner un negocio y vivir de sus ganancias o complementar tus ingresos?
  • ¿Qué te hizo falta?
  • ¿Cuánto duró tu impulso?

Si eres mexicano, mayor de 45 años, seguramente habrás contestado estas preguntas con facilidad, desafortunadamente, tus respuestas tal vez no sean tan halagüeñas y la experiencia haya resultado frustrante o poco satisfactoria, pero esto no tiene por qué ser así.

Realmente es fácil edificar un negocio productivo pero debemos aprender a emprender, removiendo todos los paradigmas que guardamos, relacionados con el emprendimiento, mismos que durante años han limitado tu iniciativa y alimentado tu subconsciente.

Pedro Marcos (Sabritas), Miguel Montes (Dulces Montes), Angel Ibarra (Vero Dulces) y Roberto González Barrera (Maseca) fueron empresarios extraordinarios que llevaron sus negocios hasta límites insospechados, todos tenían en común la necesidad de emprender, y recursos limitados, pero no por ello dejaron pasar la oportunidad de edificar grandes empresas en el momento oportuno, pero todos reconocen haber comenzando con lo que tenían a la mano.

No pierdas la oportunidad de crear por ti mismo tu propio negocio. Con el paso del tiempo irá creciendo fortaleciéndote, mientras te ofrece gradualmente lo que siempre has querido, pero necesitas primeramente diseñar tu negocio sobre bases firmes.

La única metodología para el desarrollo de negocios que inician con los recursos que tienes la encontrarás en “Ya es hora de EMPRENDER”, y está completamente a tu alcance.

Esta metodología ha sido desarrollada por Ramón Partida para Instituto Discere.

Comprar ahora la metodología completa por $ 40.00 USD

Ya es hora de EMPRENDER

Saca el emprendedor que tienes dentro de ti y desarrolla un negocio exitoso.

Date una nueva oportunidad.