Está terminando 2019, tengo 58 años y por la naturaleza de mi trabajo como consultor, apenas estoy comenzando a comprender el funcionamiento y existencia de las Cajas Populares en México.
Después de un pavoroso divorcio y haber llevado una vida de casado por más de 25 años, me doy cuenta de lo bueno que hubiera sido haber entrado en contacto con una Caja Popular cuando iniciaba mi vida profesional, cuando tenía 22 años.
Ha transcurrido mucho tiempo desde entonces y a los 27 había iniciado con mi despacho de consultoría, sabiendo que tenía un nuevo escenario altamente prometedor en mi oficio. En 1987 había muy pocos consultores en mi especialidad en Guadalajara y había decido emprender por mi cuenta con la experiencia ganada con 7 años trabajando para otros y 4 empresas más siendo estudiante.
Jamás conocí alguien relacionado con una Caja Popular capaz de explicarme su propósito y cómo podría verme beneficiado.
Lamentablemente jamás me atravesé con algún funcionario, promotor o gerente de alguna caja popular para saber cuál era su objeto social y cómo podían ayudarme a acompañar mi vida profesional evitando los grandes descalabros que tuve con la banca privada, que inevitablemente es, para la mayoría de los mexicanos, la única opción para vincularnos con el dinero.
A 37 años de distancia de ese momento y con 5 años dedicado enteramente a ofrecer asesoría y consultoría exclusivamente a cajas populares, me doy cuenta de que los años 90 habrían sido un momento extraordinario para estas instituciones financieras de la desconocida banca social de México, con mucho, más sólidas, estables, seguras y transparentes que la banca privada, que en esa época transitaba los peores momentos de inestabilidad. Con frecuencia desaparecían bancos apareciendo otros nuevos. Unos te ofrecían tarjetas de crédito, chequeras para negocios y todo tipo de proyectos financieros que terminaban convirtiéndose en grandes descalabros económicos donde siempre el gran ganador eran los bancos y sus inversionistas.
Los bancos jamás me ofrecieron apoyos para hacer crecer mi negocio.
Tampoco me hicieron ningún favor en cuanto a sus tarjetas de crédito.
Los pagarés, que me permitieron consolidar algún pequeño capital, jamás fueron suficientemente buenos ni conté jamás con asesoría alguna para hacer un plan de crecimiento y desarrollo. A pesar de todo, en esa época había más de un gerente con mediana formación que en su momento debió aconsejarme para tomar mejores decisiones, lamentablemente no fue así y debo decir que todas sus recomendaciones siempre tenían un interés a favor de la institución bancaria por encima de mis intereses y potencial de desarrollo de mi despacho.
La banca nunca fue buena para el desarrollo profesional de mi actividad por ser “demasiado pequeño” comparado con los numerosos negocios reconocidos como empresas establecidas.
Por años llegué a pensar que no existía una opción diferente a la que yo conocía. Simplemente no conocía alguna persona que participara en una Caja Popular o alguien que conociera las opciones que entonces me hubiesen ayudado a desarrollar con seguridad mi pequeño despacho, a no ser por una tía, con quien tenía poco o nulo contacto. Ella era la única persona que pertenecía a una caja popular pero jamás tocamos el tema.
Debo decir que su experiencia personal y familiar había sido muy buena desde su ingreso hasta el día de hoy y gracias a su cercanía con la iglesia a la que pertenecía, el párroco de ésta le invitó a participar en una cooperativa de ahorro e inversión a la que todavía pertenece, 50 años después. Lamentablemente, jamás tuve conocimiento de su buena experiencia y los grandes beneficios que recibió con el ahorro, el crédito y los paquetes de inversión que le han permitido vivir holgadamente a sus actuales 88 años.
El descubrimiento de las Cajas Populares
Debo decir con gran tristeza que he conocido y comprendido cómo trabaja una Caja Popular en fecha reciente. Reconozco abiertamente que desaproveché grandes oportunidades de desarrollo por mi propia ignorancia.
Las cajas populares son instituciones establecidas capaces de acompañar a las personas y las familias en su proyecto de vida, durante toda la vida, en una experiencia muy positiva, clara y justa. No sucede lo mismo con los bancos que se interesan únicamente en beneficiarse como institución bancaria. Sus clientes son simples números convertidos en activos que representan ingresos. En cambio, la gente que trabaja para las cajas populares y todo su personal involucrado, ofrecen siempre muchas opciones, modestas pero eficientes, pensando en la conveniencia de sus socios y recomendándoles en cada momento y circunstancia de vida, soluciones surgidas de la experiencia de otros socios que participan activamente en ellas.
No quiero decir con esto que en las cajas no existen “funcionarios” que limitan su actuación a lo que está escrito en su descripción de puesto, simplemente no van más allá de lo que tienen que hacer. Desconocen su verdadera contribución por estar únicamente vinculados laboralmente con la institución por encima de la mística y filosofía que originó las Cajas.
La pérdida de competitividad de las Cajas Populares.
En la actualidad las cajas populares tienen un papel importante en la sociedad mexicana, sin embargo, a pesar de que cuentan con herramientas digitales, la forma de conseguir nuevos socios sigue siendo tal como mi tía conoció la Caja Popular hace 50 años. Los promotores poco o nada hacen para alcanzar los nuevos públicos que en la actualidad no tienen el menor interés en acercarse físicamente a una lejana oficina para que les expliquen cómo opera la caja.
Los jóvenes de hoy son muy diferentes a los de hace 50, o 30 años. Ahora su vida se desarrolla alrededor de sus dispositivos móviles y lo virtual es lo que los mueve a tomar decisiones determinantes.
Esto me hace pensar que las nuevas generaciones no participarán más en las cajas populares a pesar de que actualmente en México más de 6 millones de mexicanos son socios de alguna de estas instituciones, no he notado que haya un solo joven que conozca cómo funcionan las cajas, los beneficios que pueden ofrecer y la enorme gama de servicios y productos que podrían proponer y desarrollar.
He visto anuncios de televisión ofreciendo créditos para adquirir un auto o una casa, pero los funcionaros de las cajas populares que se anuncian parecen ignorar que las nuevas generaciones que poco o nada ven la TV y muy pocos se interesan en comprar una casa propia en virtud de que un elevado porcentaje no tiene el menor interés en casarse o tener una familia propia.
¿Qué persona joven sabe con certeza lo que hace una Caja Popular?
Cuando he tenido oportunidad de preguntar a jóvenes (de 18 a 44 años) si conocen lo que es una caja popular y cómo funciona, casi todos me responden lo mismo: no tienen la menor idea de qué es una caja popular y mucho menos cómo funciona o lo que ofrece.
Es una lástima notar cómo la penetración de bancos, FINTECS Y SOFIPOS en estos públicos está provocando la pérdida de organizaciones tan nobles, que verdaderamente hacen una función social extraordinaria.
Lo peor de todo es que todos estos jóvenes sí conocen otras maneras de obtener financiamiento sin tanta complicación, puesto que desde el momento en que son contratados por una empresa, ésta les pagará por medio de una tarjeta de débito bancaria. Luego de esto, el mismo banco se encargará de ofrecerle créditos para todo aquello que pueda querer el nuevo trabajador. A partir de este momento, quedará “enganchado” con el banco el resto de su vida.
¿Dónde están las Cajas Populares y qué están haciendo para cautivar este público joven?
No lo sé, pero es enorme el porcentaje de jóvenes que ignora por completo lo que hacen, sobre todo, la manera como una Caja Popular se puede vincular con ellos durante toda su vida.
Definitivamente, las Cajas Populares pueden desaparecer si no hacen algo para ser nuevamente conocidas.
Desde 2019 somos consultores expertos en Cajas Populares y tenemos la capacidad de facilitar un proceso de cambio orientado a actualizar y renovar el quehacer de las Cajas Populares y Financieras en México. No lo hacemos nosotros, solamente dirigimos eficientemente el trabajo que debe desarrollar el equipo administrativo responsable de la operación de cada Caja puesto que ellos serán los responsables de generar y sustentar la transformación.
El primer paso consiste en cautivar a los nuevos mercados jóvenes a las Cajas Populares.
El segundo paso es desarrollar la fidelidad de los socios jóvenes a su caja.
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