Comenzar por lo básico.
Con frecuencia en las áreas de Desarrollo Humano nos enrolamos en procesos que prometen fabulosos resultados y terminamos “comprando” novedades que son extremadamente útiles y nos anticipan resultados extraordinarios en la gestión de nuestro personal.
De esa manera, el Coaching es una herramienta extraordinaria; la Inteligencia Emocional; el Liderazgo Transformacional; el dominio de los tres cerebros…. Etcétera, son recursos y técnicas excepcionales que prometen grandes resultados, pero ¿sobre qué cimientos estamos construyendo nuestra estrategia de desarrollo?
Las organizaciones basan su productividad en las personas que trabajan ahí.
Todas las empresas y organizaciones tienen tres ejes para generar su productividad:
- El aprovechamiento cabal de su capacidad instalada.
- Los métodos y procedimientos de trabajo.
- El alineamiento adecuado de su capital humano.
Eso lo conoces y sabes con precisión.
Trabajamos con personal que siempre dependerá de un líder que le conduzca adecuadamente para capitalizar los recursos de la organización en los procesos que le corresponden, pero:
- ¿Qué haces cuando te encuentras con líderes con mínimas habilidades de comunicación?
- ¿Cómo resuelves las limitaciones de muchos de nuestros jefes incapaces de comprender la forma de integrarse a un equipo de trabajo?
- ¿Qué puedes hacer con personas desmotivadas hacia la empresa y los objetivos de la organización?
- ¿Cómo atiendes el hecho de que tu personal con liderazgo está pensando en cualquier momento conseguir un mejor trabajo en otra empresa?
- ¿Cómo transformas las prolongadas juntas de trabajo innecesariamente extensas para convertirlas en procesos eficientes?
- ¿Cómo enfrentas a los líderes que ante los problemas buscan responsabilizar a sus subalternos antes de resolver para siempre el factor origen de los mismos?
- ¿Qué haces con los líderes que son fácilmente manipulados por algunos de sus subordinados?
- ¿Cómo impulsas el deseo de ser líderes en personas que solo están contentos por el simple hecho de ser los jefes de su área?
No me queda duda que las novedosas estrategias de coaching, liderazgo transformacional o el dominio de la inteligencia emocional son extraordinarias herramientas para correr, pero no podemos iniciar la carrera de los 100 metros cuando nuestros líderes difícilmente han aprendido a gatear.
La fortaleza de todas las organizaciones se localiza en las habilidades de sus líderes a través de toda la organización, por esta razón empresas similares, incluso competidoras, muestran mejores resultados que otras aún cuando aparentemente tienen menos recursos.
Establecer los cimientos sobre los que podemos montar cualquier estrategia de desarrollo.
En nuestro trabajo como consultores hemos percibido que existen tres elementos imprescindibles para establecer una plataforma sobre la que se puede montar cualquier proyecto de desarrollo organizacional Una de ellas es un hábito personal; la segunda una serie de habilidades imprescindibles que se califican como competencia; y la tercera es una serie de destrezas que frecuentemente son calificadas como competencias, estas son:
- La Motivación.
- La Comunicación.
- El Trabajo en Equipo.
En relación a la Motivación.
La motivación es un efecto que surge de la comunicación interior de la persona que nace de su necesidad espiritual del ser y tiene que ver con sus aspiraciones y la capacidad de mejorar su calidad de vida, de dar sentido a su existencia, de cumplir y alcanzar metas y propósitos y de contar con un proyecto de vida que le acerque a una mayor y mejor trascendencia.
La necesidad de motivarse para alcanzar algo surge en los primeros años de la adolescencia y se soportan en los valores, principios, reglas sociales y emociones que conducen a la persona a querer llegar a ser y conseguir lo que le represente algo valioso.
Lamento decir que con las comodidades del siglo XXI y la facilidad de obtenerlo prácticamente todo de inmediato, las personas estamos perdiendo dirección y sentido a nuestras vidas.
Nos ocurre a todos, en todos los niveles sociales, en todo el mundo.
Tiene una solución y ésta se da cuando provocamos el despertar de las personas hacia una forma de vida mejor, más rica y trascendente.
Una persona desmotivada no hará nada para transformar su forma de vida. Es más cómodo seguir como se está ahora que responsabilizarse por una nueva meta.
Todos tenemos líderes desmotivados, desafortunadamente, todo liderazgo bien ejercicio depende de la motivación de la persona porque es el detonante de los cambios.
En relación a la Comunicación.
El segundo elemento, considerada como una habilidad que se desarrolla y se convierte en una serie de competencias es la comunicación.
Por todas partes encontrarás cientos de cursos de Comunicación que tratan de desarrollar habilidades que pocas veces se convierten en comportamientos propios de la persona.
Adquirir nuevas habilidades de comunicación requiere de un prolongado entrenamiento debido a que las personas guardamos malos hábitos de comunicación que con los años se convierten en característica propia.
A los educadores de la comunicación nos cuesta mucho trabajo transformar los hábitos y comportamientos anquilosados por años para convertirlos en nuevas formas de conducta, es por ello que exige un ejercicio constante y profundo, pero sin mejores prácticas de comunicación el liderazgo de las personas será prácticamente nulo.
Desafortunadamente las habilidades de comunicación son imprescindibles para el correcto ejercicio del liderazgo y en gran medida, de estas habilidades depende el éxito de nuestros proyectos donde esté presente el recurso humano.
El trabajo en equipo.
Vivimos en comunidad, pero somos individuales.
Trabajamos en grupos, pero, ante todo, es más importante la seguridad y estabilidad individual que la colectiva.
En nuestro país, al igual que en muchos otros (aún los de primer mundo) no sabemos trabajar en equipo, sobre todo en la base de las organizaciones, que por lo regular se integra de las personas más golpeadas emocional y económicamente.
En nuestras organizaciones premiamos la puntualidad (individual) y la asistencia (también individual) y salvo muy contadas excepciones, existen muy pocas empresas que privilegian el incentivo de equipo por encima del individual.
Desconocemos las técnicas para transformar un grupo en un equipo, capaz de compartir una misma visión.
Desde niños aprendemos a ser individuales, a vigilar y cuidar únicamente lo que a nosotros conviene y atañe, por esta razón somos apáticos o escépticos ante la tragedia de nuestro vecino. ¿Cómo podríamos transformar en un líder capaz de trabajar en equipo a quien se ha formado en un mundo individual?
Precisamente con estos principios, enseñaremos a otros a trabajar en equipo: porque nos conviene lo individual y la suma beneficia y multiplica sus resultados a todo el equipo.
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Tres áreas fundamentales para montar cualquier plataforma de Desarrollo en la organización.
En Instituto Discere las tres áreas son las de mayor atención para poder transformar en líderes a quienes necesitan encabezar grupos de trabajo.
Transformamos a las personas iniciando con su apetito de crecer, de ser mejores, porque este es un requisito indispensable para convertirse en líderes. La motivación personal será su detonante.
Desarrollamos nuevas habilidades de comunicación, corrigiendo comportamientos que durante años han sido el mayor obstáculo para su propio desarrollo.
Les proporcionamos recursos y herramientas que los hacen capaces de comprender a los miembros de sus grupos de trabajo para entonces, crear una plataforma segura que los lleve a convertirse con colaboradores integrados en equipos capaces de respetar, respaldar y apoyar a su líder y su visión.
Formamos lentamente el liderazgo, sin prisas y asegurándonos que las competencias se van logrando una por una, porque sabemos que solamente así nuestros participantes se adueñarán para siempre de estas nuevas habilidades.
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